Cuando dicen que nadie te enseña
a ser mamá, resulta una frase conocida, repetida e incluso la has escuchado
varias veces antes y después de ser mamá… sin embargo, hoy que tengo la tarea
de mamá medio armada con un hijo de 18 años y una niña de 10, me doy cuenta que
la frase a repetir es: “tus hijos son distintos, por lo tanto, tienes que tener
la capacidad de ser una mamá distinta para cada uno de ellos”.
Ser mamá de Gabriel, en el
período escolar, fue fácil, él fue amigo de todos sus compañeros, buen estudiante,
con buenas notas, respetuoso de sus profesores, e incluso en la adolescencia
sentí que mi hijo experimentó una mezcla de introversión con algo de
distracción, pero nada de lo que me pudiera quejar. Y lo más importante de todo,
es que él tiene un sentido de la responsabilidad impecable, no necesita la
supervisión de nadie al momento de realizar sus labores escolares, y si
necesitaba ayuda la pedía. Tan simple como eso. Por lo tanto, creí que con
Amanda sería muy similar y… debo admitirlo, la dejé sola en muchos momentos y
no me di cuenta que me necesitaba…
Pero ahora he tenido que afrontar
un episodio complejo con mi hija por el asunto escolar. Ella siempre obtuvo
buenas notas, a ella le conseguían los cuadernos los compañeros para ponerse al
día… y ahora mi hija ha obtenido malos resultados, cuadernos incompletos, falta
de criterio al responder las pruebas… es como para decir: "Hey! Me la cambiaron,
quiero a mi hija de vuelta!!".
Pero no. No me la cambiaron. Es
la misma pero ha crecido, y tal vez por eso es que ya no se hace llamar Amanda
sino Amy... Y ésta etapa de pre-adolescencia casi impuesta, me complica. Escapa a mi diario vivir.
Desde que estamos solas, mi vida
es ella, es mi compañía, mi preocupación, mi despertar y mi descansar… todo
para que ella esté bien, esté grata y cómoda, pero aun así el resultado fue
malo. Y en mi desesperación por arreglar o mejorar este descalabro recurrí al
castigo: no computador, no televisión, estudiar donde la pueda ver (casi
vigilar), y lo que más le dolió: sin teléfono… lloró por su teléfono y también
cuando le dije que yo lo daba todo por ella y no le importaba.
Resultado: ya ha rendido 2
pruebas y ha mejorado… y lo mejor de todo es que le ha tomado el peso a la
situación, se ha dado cuenta que estudiando puede rendir bien y que no le
cuesta, y por sobretodo que cuenta conmigo.
Y dándole una segunda mirada, ha
cambiado, está más comunicativa, de mejor ánimo y más amorosa, no es un cambio radical, ella
sigue con su intento de independencia, pero ya no contesta por lo tanto
discutimos menos, ahora pasamos más tiempo juntas y ella menos conectada al ciber
espacio. En definitiva un cambio positivo para las dos.
No se si quiero que crezca, no se
si es estoy preparada, tal vez saber que ya no es una niñita y la disfruté muy
poco, tal vez la culpa por no haberlos mimado lo suficiente… no sé, pero no
quiero perder lo que hemos avanzado estas últimas semanas.
3 comentarios:
Edith:
Me he animado a leer tu blog, muy reflexivo personal y humano. Tienes razón nadie te enseña a ser madre, no hay una carrera tal pero no es licencia para fracasar y las segundas oportunidades suelen ser muy dolorosas, lindo el cariño que sientes por tus hijos, pues los hijos son una bendición
sigue escribiendo que yo te leeré...
Victoria,
Lo que escribiste refleja lo buena madre que eres, como has llevado el crecimiento de tus hijos y sobre todo reconocer si hubieron errores. Claramente tu lograste "aprender a ser madre" y tu amor hacia tus hijos lo demuestran, deja que las cosas avancen y veras que amanda te hara sentir muy feliz y plena.
Manuel...
Ah, se me olvidaba...por favor no dejes de escribir...
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